miércoles, 30 de diciembre de 2020

Libres

 ¡El mayor éxito del día, es despertar y sentirse libres!

El primer café de la mañana siempre ha tenido una magia especial, es como si su aroma, su calor y la intensidad de la amargura fueran mi conector con el día. Ese día fue distinto, porque el aroma añadía nostalgia a mi día. Por años, nos habíamos preparado ese café tan especial… por años habíamos compartido ese momento del día en que el saludo se acompañaba con una taza de café. Estaba sumergido entre el aroma y los recuerdos cuando las palabras comenzaron a llegar nuevamente a mi vida. Habían pasado meses desde la última vez que sentí este impulso y esta vez era por nosotros.

Recordé el último café que me preparó, el último día en el que fuimos “algo”. Ese día rompí quizás lo más hermoso que tenía en mi vida, pero era necesario separar las piezas para armar absolutamente algo nuevo. El café me traía tantos recuerdos y tantas emociones. Emociones que ahora fluían de forma libre y sin prejuicios. Era nuestra historia, ¿qué nos podría importar el mundo? Recordé el Kintsugi, la forma en que reparan cerámicas rotas con oro y le devuelven la gloria de días pasados. ¿Estaríamos nosotros ahora haciendo un kintsugi de nosotros mismos y de ese “algo” que un día fue nuestro?

Estaba ahí sentado, mirando el café… cuando una sonrisa acompaño mi rostro. Recordé tus ojos y el brillo que tienen cuando me miran. Recordé la última conversación sincera entre nosotros, la forma en la que siempre será más importante ese “nosotros” que cualquier otra cosa. No sé nada del futuro y la verdad es que cada día le tengo menos miedo.

La vida es cruda y a veces casi imposible de entender sus complejidades… por eso siempre nos preguntamos ¿por qué nosotros? Y qué mejor que nosotros mismos para enfrentar todos los desafíos, utilizando todo lo que tenemos. La mejor forma de mejorar es teniendo la oportunidad de enfrentar a nuestros fantasmas, nuestros miedos, a nosotros mismos.

Cuando somos capaces de aceptar y de enfrentarnos, es cuando comenzamos a rendirnos a pesar de que siempre dicen ¡Rendirse jamás! ¿por qué no? Porque tendría que seguir luchando una batalla que me hace daño. ¿No existe acaso un camino distinto que una lucha autodestructiva? Y al final ¿Contra quién lucho?

Cuando me di cuenta que no luchaba contra ti y la batalla la tenía conmigo mismo y por eso cada vez que te miraba sentía rabia e incluso resentimiento. Fue cuando me rendí. Me senté en el mismo lugar de dónde ahora pareciera hablar contigo. Aquí comenzó y aquí me rendí.

No sé qué sigue después de esto, no sé qué se hace después que eres lo suficientemente fuerte para decir, lo siento, te amo, o me enamoré de ti. No sé porque nunca llegué tan lejos. No sé porque una vez roto siempre seguí golpeando hasta que ya no quedara nada. Cuando el que se rompió fui yo y que cada golpe me destruía más, fue cuando paré.

Me voy a reparar. Pero, nunca te conté que me había roto. Nunca le dije a nadie que a pesar de que los amaba, me sentía roto. No lo dije, no por miedo. Sino que me tomé el tiempo para aprender a repararme. Es ese momento de verdadera aceptación cuando tomas conciencia de todo lo que eres y de todo lo que vales. Cuando te das cuenta que a pesar que las piezas vayan pegadas. Sigues siendo tu mismo.

En estos caminos de aceptación y reparación, es cuando te volví a encontrar. Cuando nos volvimos a encontrar. Cuando pudimos ser sinceros, ser capaces de mirarnos a los ojos y hablar. Pareciera que se abrieron nuevos caminos por donde energía, sangre e incluso pensamientos son capaces de circular con más fuerza. La mayor prueba de honestidad es aceptar que a pesar de que vivamos en un “amor imposible”, no existe el amor no correspondido. Porque incluso cuando esa persona te ame de una forma distinta a la que tu puedes amarla. El amor es uno solo y cuando eso es verdadero ninguno de los dos estará dispuesto a perder a la otra persona. El amor solo puede unirnos y no separarnos. Sigo aquí, entre el aroma del café y ahora las palabras volvieron a ser mis compañeras, fluyendo libres conmigo.

 

¡Ahora te pienso, te siento, te amo libre!

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Sinfonía del Lenguaje

Escucha el sonido profundo e intenso de este violín, lo traje en unidades mínimas del lenguaje para expresar una sinfonía en grafemas que puedas hacer vibrar en fonemas. Lo compuse en piano para que cada tecla que toques se transforme en una parte de la sinfonía más única de todas. De esas que te roban el aliento del pecho y te hacen mirar el cielo buscando un espacio donde guardar un gracias. 
Te traigo las percusiones necesarias para acelerar el pulso de tu corazón, ese impulso que te hace correr por los cielos recogiendo estrellas. Te lo compuse a ti, quien inspira la melodías que hacen vibrar a mis manos y que componen esta sinfonía que está dedicada a las noches en que nos encontramos en sueños eternos de los que nunca deseo despertar.
Le añadí los cellos de los que me enamoré cuando te conocí, esos graves profundos que rompen las barreras de mi corazón. Siente como esta sinfonía se mezcla entre palabras y sonidos, entre grafemas y fonemas, entre vocales y consonantes. 
Deja que el misterio de esta sinfonía deje al descubierto las emociones más secretas del mundo. Que ilumine el sueño de los enamorados, de los que separados y de los que ya se han convertido en sueño. Déjame imaginar que estas palabras pueden ser la banda sonora de una historia, de un cuento, de una novela romántica. Déjame creer en los pensamientos que las impulsan, en los sonidos del piano de mi corazón, en las unidades mínimas del lenguaje. Déjame juntar los grafemas que tu sentirás como fonemas y a los que escucharán la sinfonía mejor guardada de un amor.
Te compuse esta sinfonía del lenguaje para que siempre escuches el amor que hay en mi, que sientas que la música mejor guarda se expresa en grafemas. Pero tu siempre la sentirás en fonemas.

martes, 18 de junio de 2019

El Comerciante

Una tarde de julio, cuando una historia se me rompía en mis propias manos hablé con el comerciante y le dije: "tráigame 10 rosas, las más bellas de aquí". El comerciante volvió el 7 de Agosto. Al principio las rosas me parecían simples rosas. ¿Qué podrían tener esas rosas? Caminé con ellas por las calles de la ciudad. Decidí volver al comerciante y reclamar porqué esas rosas, eran simples rosas. El comerciante me sonrió y me dijo: Estas 9 rosas son especiales, deja que ellas mismas muestren porqué son tan especiales. Continué mi camino. Nada. Las rosas me seguían pareciendo simples rosas. De pronto, una de las rosas comenzó a reír con cada locura que se me ocurría. Me dije: Esta rosa es muy simpática. Entendí que reír libremente siempre es importante. De pronto, otra cosa comenzó hablar conmigo las historias más interesantes que jamás hubiera escuchado. Podía pasar la mañana entera conversando con ella, sorprendido de todos sus conocimientos. Me dije, esta rosa es la más inteligente. Entendí que lo más hermoso es disfrutar de los aprendizajes y siempre compartirlos. Los días me siguieron sorprendiendo. Las rosas que conocía eran muy especiales. De pronto, una rosa comenzó arreglarse. Se cambió el blanco de sus pétalos por unos rojos muy llamativos. Me dije: Está rosa es muy hermosa. Entendí con ella que amarnos profundamente es la belleza más hermosa. Esa misma rosa me presentó a su hermana y aunque su rojo era más común, me llamó la atención su ingenuidad. Entendí que siempre podemos sorprendernos de las cosas más simples y que siempre podemos ser niños cuando queramos.

Las rosas tenían sus cualidades muy singulares. Me llamó la atención una rosa que estaba muy callada, pero que su aroma era muy particular. El brillo de la luz la destacaba, pero ella parecía no percibirlo. Ella me pareció la más fuerte. Entendí que las acciones hablan por sí solas. Que el sol es quién nos debe hacer brillar independiente que nadie quiera ver nuestro brillo.

 Junto a esa rosa estaba otra que analizaba todo, todo parecía tener un plan. Algo me dijo, esa rosa es la razón. Entendí que la vida tenemos que darle tiempo para pensarla. Escuché a mi mente y aprendí mucho. Pero, eso me hizo sentir triste. De pronto una rosa me tomó el brazo y me acarició la mano con sus pétalos. La suavidad de sus pétalos me llamó la atención. Me dije, que rosa más tierna. Entendí que la tristeza es importante y también hay que vivirla. Estaba absolutamente atónito. Cada rosa era muy especial. Cada en un lugar de la mesa que la destacaba. Cada una de ellas con algo importante que yo valoraba mucho, cada una de las rosas me estaba regalando algo. Los días pasaron y de pronto una de las rosas comenzó a tocar sus hojas produciendo un sonido absolutamente cautivante. Qué rosa más artista, me dije. Entendí que si la rosa tocaba sus hojas para hacer música, la vida estaba hecha para crear todo lo que imaginemos.

Una de las rosas me pidió caminar por el jardín y decidí sacarla. El sol parecía relajarla. No decía mucho. Parecía que solo deseaba descansar al sol. Me dije: esta rosa es la paciencia y junto a ella estaba una rosa muy entusiasta, llena de energía. Me dije: Esta rosa es la esperanza. Las dos rosas siempre estaban juntas y entendí que la esperanza y la paciencia siempre debían estar juntas.

Disfrutaba los días en conversaciones con todas las rosas. Cada una desde su lugar. Una de las rosas parecía estar escondida. Me acerqué y me percaté que le faltaban pétalos, pero que desde sus ramas se asomaba un botón. Parecía tenerla muy cansada, pero algo de esa rosa me llamó la atención. La rosa comenzó hablar conmigo, parecía que veía las otras rosas con la misma visión que yo y por sobre todo es que parecía que ella me miraba de forma especial. Comenzamos hablar y esa rosa me trajo recuerdos muy extraños. Entendí que esa rosa, era el corazón. El comerciante me había dado rosas muy importantes y esta última parecía ser la más importante para mi. Este viaje me había llevado a encontrarme con estas rosas. La rosa corazón escuchó mis sentimientos más íntimos y entendí que la vida se escucha con el corazón y se piensa con la mente. Estaba sentado en la mesa mirando a las rosas y pronto recordé que eran 9, yo había pedido 10. Caminé de regreso al comerciante, en el camino las rosas se fueron quedando con personas que se cruzaban. Llegué al comerciante y ya no me quedaban rosas en el puesto del comerciante sólo encontré un jardín de rosas.

domingo, 11 de octubre de 2015

Ojos Color Manzana

No era el momento, ni el lugar. Todo parecía indicar que no era lo indicado. Estaba aquí, donde muchas veces me volví humano. Tratando de esconderme en una armadura que ya no es mía. Blandiste mis defensas y me dejaste con la sensación de que podríamos vivir por siempre. Contigo no habría tiempo, distancia. Si me abrazas y me amas... de esa forma tan intima que tu conoces. De esa forma en la que sabes que espero. No espero brillantes, pues tu me iluminas con tus ojos manzanas. Tu, muñeco de porcelana. Suave como las nubes en las que me haces soñar. A pesar de que mis pensamientos se dividen entre razones y sentimientos. Sé que podríamos vivir por siempre. Y quién no quiere ser joven por siempre.... Me blandiste entre notas musicales, como si supieras que entre notas cosecho las letras que componen mis palabras. Pues, aquí, por ti. Te traigo esta cosecha más personal que colectiva. Más sincera que irreal. Mas tuya y mia que del mundo. Encontrarte en medio del laberinto es la mejor manera de salir de él. Tu compañía es la lanza que se necesita. No hace falta agua para regar nuestros árboles, no hace falta luz para que nuestras hojas sean verdes. Te has preguntado si te amaré cuando ya nos seas joven y hermoso. Te respondo: Te amaré aunque sólo tengas una adolorida alma. Te amaré a pesar de que el tiempo pueda romperse en pedazos. Y cuando tenga la llave del cielo, le rogaré al señor que me permita entrar contigo. Por que un cielo sin ti, es un lugar sin sentido. Solo espero que el cielo nos reciba a los dos juntos. Que me ames hasta que ya no sea joven y hermoso. Y seamos así, por siempre jóvenes. 

jueves, 8 de octubre de 2015

Arrebatos

Estaba sentado con la mente disparada en cualquier lugar del mundo. No. No en cualquier lugar del mundo... sabía exactamente donde se encontraba mi mente. En esos instantes en donde te dices a ti mismo, cierra los ojos y sólo cree. Ha pasado más de un año... pero es difícil poder olvidarte... poder decir, ya no siento nada. Pero, aquí estoy otra vez sacando de mi mente las palabras que deberías leer tú. Las palabras que he escrito para ti, en el lugar que he abandonado por el miedo de encontrarme nuevamente contigo. Imagino que tus intenciones no han de ser esas... me imagino que ni siquiera piensan en mi... que he pasado estar en el baúl olvidado de los recuerdos. De esas personas que se olvidan rápido. Te dejo esto... esperando que entre tu mundo y el mío sean capaces de llegar a su destino, como el arrebato impulsivo que las inspira, como este impulsivo demente que no deja de recordarte.

domingo, 10 de mayo de 2015

Melodía

Cómo aquél artista que lucha contra sus emociones para componer una canción, como el pintor lucha contra sus sentimientos que quieren  expresar lo que siente en un lienzo, estoy aquí peleando contra las mías. Tratando de no escribirte algo romántico, algo que exprese lo que siento y por el contrario prefiero deambular sin sentido entre las palabras. Tratando de distraer a mi corazón, porque desde el día que te vi por primera vez. Aunque no me agradaste, no se puede amar algo que no se conoce. Qué ganas de escribirte la forma en la que me haces sentir, lo extraño que es el universo, las miles de preguntas que quiero que contestes, las miles de conversaciones que deseo tener contigo. Sin embargo, estoy aquí, peleándome con una melodía, recordando una que otra tontera tuya... una que otra palabra tuya... una que otra ocasión. 

sábado, 25 de abril de 2015

Me imagino

Me imagino el minuto en el que mis ojos se vuelvan a encontrar con los tuyos. Sé que por unos instantes mi mente se detendrá, voltearé la mirada hacía un lado y caminaré un par de pasos. En ese momento correré como nunca hasta poder abrir los brazos y estrellarlos contra tu espalda. Sentir el aroma dulce de tu piel, deslizar las yemas de mis dedos por entre tus cabellos y decirte que sin importar el tiempo que haya pasado he mantenido mi promesa de quererte siempre. Que sin importar nada... ahora estamos ahí. No me separaría de ti ni un instante. Aguantando la respiración y esperando que las lagrimas de mis ojos se comporten. Pero algo, un ruido, el aire... quizás mis mismos pensamientos sean los que me hagan salir de ese momento y me de cuenta que sigo parado ahí, esperando tener el valor de hacer lo que por un momento imaginé.