No te perderé...

No te perderé aunque la muerte te lleve lejos de mi lado. Aunque mis oídos dejen de oírte y mis ojos humanos, tan simples, tan mortales ya no puedan verte... No te perderé los pasos marcados en la arena aunque el mar se los lleve. No dejaré que las horas se vayan volando... atraparé el tiempo para componerte un soneto de amor... no te perderé los pensamientos, ni las palabras o aquellos momentos cotidianos en los que me regalabas gratuitamente una sonrisa, con la simple intención de hacer mejor mi día... No te perderé aunque la muerte te lleve lejos de mi lado... Aunque el invierno sea más frío o más largo, siempre será nuestro. No te perderé aunque no tome tu mano al amanecer... Y sí, la vida no es lo mismo sin ti, te ganaste el pasaje antes que yo... y no es que la muerte te encontrara por no saber jugar a las escondidas. Ni por dejar de ser interesante, es que simplemente te volviste extraordinario... y te merecías el mejor ascenso de tu vida... Qué envidia la mía y qué pena también... Pero, no te perderé aunque la muerte te lleve lejos de mi... Aunque sin darnos cuenta el tiempo nos jugó una mala pasada... una mala jugada del destino... No te perderé y que quede claro, esto nunca ha sido corpóreo, ha sido de lo que ya no queda en abundancia, de lo que nunca nos hemos jactado... No te perderé por que hayas dejado el capullo y te hayas convertido en la mariposa que vuela libre hacía los cielos... Y aunque la lluvia no te moje el cabello como antes no es señal de que te he perdido... Te volviste inmortal... una estrella centelleante en el firmamento del cielo. No te perderé aunque la muerte te lleve lejos de mi lado... qué locura es todo esto... qué maldito capricho del destino cambiarnos las reglas del juego. ¿Ahora? ¿A esta altura? Como si cambiara las cosas, dejemos lo claro: El amor nunca muere. Esto no es asunto de cuerpo. Sabemos que es algo raro... que no te perderé aunque la muerte te lleve lejos de mi lado...