Tomaré del silencio las palabras que se lleva
el viento y aunque en los rincones mis lagrimas se acoplen a las palabras sin
vida de quienes están llenos de envidia. Seguiré creyendo que los sueños pesan
más que las mentiras y aunque la verdad sea lo que diga, habrá otros que nos
taparán con mentiras. Por eso tomaré del silencio su mejor armonía y me
marcharé cantando callado los adioses del silencio y aunque me creas loco y
casi sin aliento. Es la vida loca que llevo por dentro, que se manifiesta
incauta entre párvulos podridos por ignorancia de su pueblo. Y seguiré tomando
del silencio las palabras que grita casi sin aliento, pues lamenta que la
tierra se esté muriendo y que los que hoy se llaman grandes sean tan pequeños…
se hundan sin remedio en sus ritmos de vida tan lentos. Tomaré del silencio las
palabras con toda valentía pues vienen fuertes a romper los miedos. Diré que
con lamento, este pueblo es un tormento… que su gente y su aire es un veneno…
su ponzoña los ha vuelto a beber hasta quedar muertos. Muertos vivos, dice el
silencio… pues en su mente no hay más que miedo. Que se muera, algo dice por
dentro… que en sus vidas no hay nada bueno. Y aunque el pueblo es pueblo… tomaré
del silencio los recuerdos ponzoñosos y volcaré contra ellos, un alarido
inmenso que los devuelva a sus tormentos, pues no soy juguete ni marioneta de
unos perros sueltos, que sin palabras, vienen con lamentos muertos.
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