martes, 23 de agosto de 2011

Te escribo esto...

Te escribo esto no porque quiera darte las gracias por mis conocimientos, sino por la desdicha que mis oídos hayan sido profanados con las palabras vacías que chillas al aire, interrumpiendo lo bello de mis pensamiento, lo quieto del silencio y lo hermoso que puede ser un momento en una clase. Te escribo esto como componiendo una canción, como una descarga a la energía acumulada por los años, a mi intolerancia a la frustración, a los problemas de lenguaje interno y a lo impulsivo de mi alma... y puede que sean parte de mi personalidad... pero se siente a una proyección a la incapacidad de dar argumentos que callen mi sed de debate... a las mil y una razones que formula mi cerebro... o esperando que un adulto se comporte como tal... y al igual que mi niño interno que obligas a comportarse como adulto espero que lo hagas tú. Te escribo esto sin palabrotas porque son ellas las que alimentan tu ego sin fin... tu sentido de superioridad y para malgastar malas palabras si puedo hacer danzar a los versos y hacer cantar a las metáforas, porque sí carezco de intolerancia... pero no a la frustración ... mi intolerancia es a tu incompetencia... mi lenguaje interno sólo habla de las incoherencias de tu discurso y sí... definitivamente soy impulsivo, porque quisiera saltar encima y ocupar tu lugar... Te escribo esto porque mis palabras pesan más que tu titulo en la pared... y sí... que lo digan y lo griten pero de ARROGANTE... ni los dientes... porque cuando te pones la camiseta y la mojas tienes derecho a pedir privilegio... tengo los méritos para pedir los favores que sean necesarios... porque te he tendido mis dos manos cuando has pedido una... Te escribo esto como carta de renuncia... a ti... y a los discípulos que tan bien te siguen y dicen amén... porque no hay hombre en la tierra que no tenga miedo a tu poder... y yo... no callaré estas palabras que merecen ser digitadas como los tonos altos de tu voz... ese chillido que busca ser escuchada... este será mi lápida a tu nombre, a tu falsa modestia y a tus consejos reiterativos con aires de experiencia. Experiencias de la que careces... de la que nunca tendrás, porque no amas esto lo suficiente como para conocer la realidad... hablas de privados y no de públicos... conozco la tierra porque de allá vengo... tengo en mi sangre el negro del carbón... es esfuerzo minero y el dolor de un pueblo. Te escribo esto porque mereces que alguien te diga que te calles y renuncies... que aprendas a vivir y a dejar de atarte a esa rutina... vendiste tu alma al trabajo... Te escribo esto no por rabia... por decepción, eras una persona formidable, pero te desinflaste como aquél globo al lado de la ampolleta y ahora que estas sin aire, te quito de mi techo y te tiro a la basura de mi pasado... ese pasado del que se olvida a la mañana siguiente.

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